ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA BANDA DE GUERRA
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Recopilación: Rafael Domínguez Hernández Fuente: SE.DE.NA. |
Uno de los elementos más característicos de los Ejércitos del mundo es sin duda la tradicional Banda de Guerra, tan representativa como el saludo militar, la disciplina inquebrantable o el verde olivo de los uniformes; bajo la marcial cadencia de sus notas, las tropas acrecientan su gallardía al tiempo que aumenta la admiración de propios y extraños.
Muchos de los más importantes hechos de armas históricos, han tenido a los tambores y cornetas como protagonistas de primer orden, pues fueron sus toques vibrantes quienes encabezaron cargas victoriosas, asaltos decidiosos y porque no decirlo, en no pocas ocasiones los más valientes soldados tuvieron que volver las espaldas al toque de "retirada".
Las Bandas de Guerra acompañan a los hombres de armas desde hace milenios. Ya en algunos pasajes bíblicos encontramos huellas de su existencia, como el conocido episodio de Josué, quien según la tradición derribó los muros de Jericó mediante el sonido de sus trompetas. Se sospecha sin embargo, que su origen es aún más antiguo, pues existe la creencia de que algunas tribus primitivas utilizaban flautas de hueso durante las incipientes luchas, esto con el objeto de amplificar el sonido de los gritos de guerra, cuyo propósito era (y sigue siendo) aumentar la moral de los combatientes y amedrentar al enemigo.
Más extendido entre muchos pueblos, el cuerno se utilizó profusamente entre los egipcios, griegos, hunos y otras etnias para dar ordenes de ataque, aunque podemos considerar a la tuba romana (especie de trompa metálica) como el verdadero antecesor de los actuales instrumentos de banda, ya que los romanos poseían un código de cuarenta y tres toques militares que se ejecutaban con este instrumento, con lo que llegamos al segundo propósito de los instrumentos militares: la transmición de órdenes.
Un poco después hizo su aparición el otro instrumento clásico de guerra: el tambor; no obstante, la intención de producir sonidos no solamente con el aliento es más antigua que el tambor, ya que muchos grupos primitivos e incluso las legiones romanas, hacían sonar sus escudos para ahuyentar su miedo, transmitirlo al enemigo o asustar a sus cabalgaduras; una vez perfeccionados los tambores o timbales, su sonido, aunado al de los instrumentos de viento, hizo aparecer un tercer elemento en el campo de batalla: el ritmo, ya que a su cadencia las tropas se desplazaban a través del combate, tal como ahora lo hacen en tiempo de paz, en desfiles y paradas militares.
Haremos mención de un histórico episodio acaecido en el año de 1192 de nuestra era: al ataque del Sultán Saladino de Jaffa, que fue narrado por un testigo ocular de la siguiente forma: Los tambores y las trompetas hacían un ruido pavoroso, entraron en acción las máquinas de lanzamiento, los minadores excavaron por debajo de la muralla, por fin éstas se derrumbaron; el ruido era tan terrible que podía pensarse que se hundía el mundo. Con fuerte clamor fueron los mahometanos al ataque. Como podemos ver, aún no iniciaba el siglo XII cuando ya existía en las Bandas de Guerra de algunos ejércitos una estructura similar a la actualmente empleada.
Desde luego, el uso de instrumentos de percusión en las guerras no se limitó a los musulmanes, pues muchas otras naciones los utilizaban con fines militares, como ejemplo citaremos la Batalla de Hidaspes, donde los hindúes utilizaron timbaleros detrás de su línea de elefantes, quizá con el propósito de guiar a estos animales en el combate. Los chinos, por su parte, llevaban a la batalla, así como campanas, instrumentos que servían no sólo para transmitir órdenes, sino para indicar a los guerreros la ubicación de amigos y enemigos, pues como podemos suponer, su uso fue practicamente exclusivo de este pueblo.
Consolidadas las Bandas de Guerra dentro de su doble papel en el campo de batalla, fue sólo cuestión de tiempo para que los toques de instrumentos de viento y percusión evolucionaran hacia una forma más perfeccionista, que ha llegado hasta la época actual con el nombre de música militar.
En 1683, los turcos sitiaron Viena y uno de los aspectos más sobresalientes del asedio fue el constante sonido de sus Bandas de Guerra, se dice que los imponentes toques de los jenizaros (nombre con que se conocía a los actuales banderos), llegaban desde las filas turcas hasta el último de los hogares vieneses. Los jenizaros turcos utilizaban principalmente tres instrumentos: el chinesco, compuesto por campanillas y cascabeles en media luna y que se colgaba de una cola de los caballos; el Gong, de penetrante sonido y empleado también por chinos y asirios; y finalmente, quizá el más característico: el gigantesco tambor conocido actualmente como bombo, llevado sobre el vientre por su ejecutante.
La impresión que causaron estos instrumentos fue tal, que a partir de Viena se difundieron rápidamente por toda Europa Oriental y Alemania. Estas bandas, compuestas es sus inicios únicamente por los instrumentos de percusión de origen turco, fueron ampliándose poco a poco con la incorporación de nuevos instrumentos; así, se cuenta que en 1762, las nuevas bandas militares francesas incluían dos clarinetes, cifra que para 1810 había aumentado a diecinueve y poco después hacía su aparición los sacabuches (antecesores de los actuales trombones).
La música militar se consolidó a partir de entonces, como elemento decisivo en el campo de batalla, bajo sus marciales notas marcharon y combatieron los ejércitos de Napoleón, las tropas norteamericanas durante la Guerra de Secesión y no pocas veces, los soldados mexicanos su importancia fue reconocida a tal grado que en 1917, durante la primera Guerra Mundial ocurrió un acontecimiento que por su importancia vale la pene mencionar po separado.
En ese año, el músico italiano Arturo Toscanini, quien alcanzó fama universal como el mejor director del siglo XX, fungía como director de orquesta en la Scala de Milán (reconocida como la catedral mundial de la ópera), renunció a este relevante puesto para ocupar el de director de Banda Militar, cargo con el que marchó a la campaña emprendida por los italianos contra los austriacos. Durante el combate, cuando el fuego austriaco era, según los testigos "denso como el granizo", Toscanini condujo a sus músicos hasta un punto avanzado y allí, bajo la protección de un elevado bloque de piedra, ejecutó magistralmente una serie de piezas militares, que contribuyeron a elevar la moral de los soldados italianos al grado que estos irrumpieron en las trincheras austriacas y las sometieron.
Difícilmente podríamos englobar en este breve artículo, todo lo que puede decirse sobre los toques y marchas militares, basta decir que, por la unión de ambas, coadyuvan de manera determinante a forjar el espíritu, la moral y disciplina de las unidades de todos los países y muy especialmente, de nuestro Ejército Mexicano.
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