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SOY PARTE DE UNA BANDA DE GUERRA
Por Itzia Valdez Fuentes
 
Reflexión                                         Archivo 3 de Dian@, Septiembre de 1999.

 Archivo 3 de Diana

Por: Itzia Valdez Fuentes

Escuchar las vibrantes notas de una corneta entrelazándose entre sí para formar los compases de una marcha y sentir que el corazón se escapa del interior para efectuar sus latidos al ritmo de la preciosa melodía; ver ondear la Bandera en el asta, al tiempo de los golpes de un tambor y desplazarse protegida por una escolta en una ceremonia, detenerse en medio de todo, observarla, cantar el Glorioso Himno Nacional y sentir el pecho henchido de orgullo; percibir cómo se despierta el sentimiento al oír el bélico y fino sonido de un clarín, es algo que no cualquier persona logra experimentar...

Tomar un par de baquetas y dar un golpe en el parche de un tambor de guerra, colocar la boquilla en el tudel de una corneta y soplar dentro de ella, tal vez no sea un hecho muy importante, por lo menos para la gente común, pero para un "bandero" es una experiencia maravillosa...

Ser "bandero" no es sólo pararse dentro de una fila cargando un instrumento y seguir al pie de la letra las órdenes de quien esté al frente; pertenecer a una Banda de Guerra, es pertenecer a un grupo de triunfadores, de gente distinta, de personas a quienes les gustan los compromisos, de gente con entereza, con valor, porque no cualquiera acepta el reto de ser alguien distinto, ni tampoco acepta el hecho de "regalar" (aunque más bien es invertir) su tiempo libre a una actividad que aparentemente no da nada de provecho...(pero al contrario, la Banda de Guerra enseña tantas cosas para la vida y es tan reconfortante pertenecer a una...)

Ver al instructor usar su ingenio para hacerte aprender lo que él te pretende enseñar y cambiar de táctica cada vez que no funciona; aceptar sus regaños, sus arrestos a veces un tanto injustos, comprendiendo después que lo hizo sólo para corregir un error y evitar que se repitiera en la posteridad; animarte cuando no se logró la victoria en una reñida justa de bandas y verlo preocupado siempre por ti, exigiéndote un poquito más de lo que puedes dar y haciéndote crecer día a día con experiencias nuevas y fascinantes, formando finalmente un equipo de trabajo, es algo tan sublime y dignificante, pues llega el momento en que el instructor se convierte en tantas cosas: se torna de pronto en cómplice, en amigo, en aliado, en maestro, en consejero... en un padre... en alguien realmente tan importante en la vida, que una vez que ya no se pertenece a la Banda de Guerra que nos vio "nacer" , aún existe un vínculo fraternal entre dicha Banda, que es ya como "la familia", y un lazo de cariño, lealtad y respeto inquebrantable hacia nuestro "padre" que nos hace estar siempre de alguna u otra manera unidos y en contacto constante.

En la Banda de Guerra se aprenden tantas cosas, como el aceptar sanamente las derrotas y saber ganar cuando hay oportunidad; ya que para lograr algo se necesita siempre un sacrificio, pues nada de lo que vale la pena se consigue fácilmente; además se aprende el sentido de la responsabilidad, al crear la conciencia de que por una pequeña falla de un elemento puede destrozarse el trabajo completo de todo el grupo, ya que el éxito de todo lo que hagamos depende del coraje, entrega, pasión, convicción y fuerza que le propiciemos...¡en fin!... son tantas cosas las que se aprenden que sólo los banderos comprenden la magnitud de las enseñanzas, y no me dejarán mentir, en la Banda de Guerra se vive y se conoce tanto, que ahí es dónde se encuentra a los verdaderos amigos...más bien, se conoce a los verdaderos hermanos... se halla a la familia... se crea un hogar...

Quien tenga el honor, la fortuna y la satisfacción de pertenecer o haber pertenecido a una Banda de Guerra, sabe que es una de las formas más alegres, rectas, difíciles, fraternales, placenteras, dolorosas y únicas de crecer siendo un humano digno, respetuoso y responsable llevando como estandarte la unión y el sacrificio impregnados de amor patrio y un profundo agradecimiento al instructor por enseñarnos a tener un gran corazón justo y triunfador.

Por ello y mucho más.... brindemos Honor a quien Honor merece...

¡Un TRES DIANA a las Bandas de Guerra y a sus valiosos instructores y alumnos!

Autor: Itzia Valdez Fuentes
Ex-alumna de la Banda de Guerra
de la Esc. Sec. Técnica No. 12 "Guardias Presidenciales" del D.F.

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